
Es el gran secreto del universo, todo camina basado
en un orden divino imposible de romper. La base que embellece el alma del
músico, del compositor, del arreglista y del oyente aunque este no sepa de
música.
A través de la armonía nos llegan los sentimientos que esta produce
cuando es empleada con conciencia, por eso al escuchar melodías muchas veces
nos produce una serie de sentimientos encontrados, alegría, melancolía,
tristeza, paz, y deseos de permanecer en silencio.
Muchas veces hemos ido a un lugar donde tenemos que hacer un trabajo
determinado, y sin saber las razones nada nos sale bien, cosas que hemos estado
acostumbrado hacerlas por años, tenemos la certeza y conciencia de saber lo que
tenemos que hacer, pero no entendemos que la desarmonía está en nosotros en
esos momentos y hemos perdido el equilibrio interno que nos permite
mantener la alerta hacia el trabajo.
Eso nos lleva a ser víctima de burla, de asombro, de chismes a las
espaldas porque no llenamos las expectativas, todo porque fuimos al lugar
equivocado en desarmonía y solo nos enteramos cuando hicimos mal el trabajo.
La clave es aprender a estar en
armonía contigo mismo, aunque en esos momentos solo escuches el cantar de un
pajarito lejos de ti, solo déjate llevar por su canto y emprenderás una carrera
hacia tu interior donde escucharas tu propio canto.
Andamos errantes porque hemos
decidido dejar de buscar la armonía en el diario vivir, en el amigo, el
hermano, el hijo, el compañero, creyendo que los instrumentos del momento nos darán
el equilibrio para lograr la armonía.
Estar en armonía contigo mismo te permite recibir todo tipo de críticas,
improperios, traiciones, expresiones que
te destruyen el alma, hipocresías al mayor grado de expresión y nada de eso
debe perturbar tu paz, puede hacerte tambalear, caer, rodar hasta el fondo del
abismo, pero solo basta un segundo de silencio interno para que puedas percibir
que estas conectado a la armonía del universo donde su mejor canción es el
canto divino lleno de amor puro y eterno.
Busca la armonía de una canción, de un cantar de la madre naturaleza, de
una mirada de un perro, de un soplo de viento a tu espíritu, de una caricia de
la luna, un atardecer, la majestad de un felino, del silencio al decirle a tu
alma cuan hermoso y saludable es permanecer en quieto y saber interpretar los
grandes discursos que son mensajes para la sanidad y liberación del alma.
La música que llevamos grabada en
el alma nos permite identificarnos con el entorno y descubrir cómo ha sido
armonizada la canción para la vida y el existir.
Todos tenemos los dones dados por el creador, no pretender ignorar el de
mi prójimo y estar consciente que del don ajeno puedo aprender y entender que
todos somos maestros y discípulos al mismo tiempo. J.C.
03/21/13
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