Educador musical nacido en Mao, el 29 de diciembre
del año 1915. Era hijo de Genaro Ventura y Daniela Colón. En 1943 contrajo
matrimonio con Dolores Rodríguez y procrearon 8 hijos: Carmen, Sonia, Juan,
Fátima, Domingo, Úrsula, Daniel hijo, Julia, y luego acogieron en sus corazones
a mi querido hijo Jochy, haciéndolo suyo, un gesto de amor de grandes
proporciones por lo que siempre les estaré agradecido.
A los catorce años estudió solfeo y armonía con
Emilio Arté y con Fello Ignacio, en Santiago.
Trompetista con un gran sentido de la afinación,
interpretación y la técnica para tocar, una de sus cualidades más brillantes
era su sonido. Un sonido con un concepto muy clásico pero con la brillantez
para la música popular. Estudió con el método de Arbam, uno de los mejores
libros para trompetistas.
Era uno de esos músicos que tenían un oído perfecto
(perfect pitch). Cualquier nota que tocara otro músico, él la identificaba por
su nombre exacto. Debido a que era autodidacta, y como ese término, oído
perfecto, no era conocido en nuestro medio en ese entonces, no creo que él
mismo supiera el don que tenía.
En 1930 ingresó a la Banda Municipal de Música de
manera honorífica, un año más tarde de manera oficial ganando un salario de
$4.00 pesos mensuales.
Desde muy temprano empezó a tocar en bandas y
bailes con las orquestas de su tiempo. En el año 1945, durante un viaje al
municipio de Mamey el vehículo que lo transportaba sufrió una volcadura
quedando muchos de ellos muy afectados, principalmente su padre Genaro.
Fue un arreglista natural, en base a hacer el papel
de un instrumento seguía con los restantes hasta completarlo. Tocaba con las
agrupaciones de Esperanza, Guayubín, Monción, Santiago Rodríguez, Santiago,
Villa Vásquez, Monte Cristi, Mao, entre otros.
Formó un sexteto en lo años 1950 y más tarde una
orquesta, Lucero y sus Estrellas, donde el Negrito Corcino era su principal
cantante.
También se desempeñaba como agrimensor y pudo
manejar muy bien las dos posiciones, siendo director del departamento de
catastro por más de veinte años. Su coraje como hombre de familia me hace
sentir realmente muy orgulloso de su gran hazaña en la lucha para llevar
adelante ocho hijos. Como padre ha sido el regalo más grande que la vida me
haya dado. Hombre ejemplar, junto a nuestra madre se quitaban el pan de sus
bocas para darnos a nosotros un poco de toda su muestra de amor.
Fue director de la Banda Municipal de Monción en el
1949 y un año más tarde ingresa a la Banda Municipal de Mao siendo director por
unos treinta años, y al final su gran amor por la educación del músico lo hizo
dedicar sus últimos años a su gran pasión, la enseñanza.
Compuso algunas piezas musicales: los boleros
Mendigo de Amor y Soledad; los merengues, En la Serranía, (este fue grabado por
Humberto Reyes, El chivo, cuando formó su orquesta), y “vamo’ a dai tiza con ei
mingo”, un merengue con letras de doble sentido, bien jocoso; también himnos
para la escuela y el ayuntamiento.
Fue un educador musical en todo el sentido de la
palabra; lo hacía con mucho amor, dedicación, coraje y entrega. Fue un maestro
innato. Hay músicos muy bien preparados pero no saben enseñar. Para enseñar hay
que tener un gran desprendimiento del ego personal, es abrirse a los ojos de un
extraño.
Podía enseñar no sólo trompetistas, sino también
clarinetistas, flautistas, saxofonistas, porque tenía la intuición del educador
por excelencia y sabía por dónde dirigir al alumno.
Sufría cuando muchos estudiantes no podían cantar
las lecciones de solfeo (el arte de aprender a leer música). Exigía que fueran
cantadas y era muy impaciente cuando no veía el talento para el aprendizaje en
el alumno, llegando a veces a ser rudo al decirle a un estudiante que no tenía
talento y se lo estrujaba en la cara, lo cual le creó muchos conflictos con
padres de los estudiantes. Esto es algo muy normal en las personas con
extraordinarias condiciones y mucho más cuando las emplea en la enseñanza.
Tuvo muchos problemas con alumnos que querían que
se les “enseñara” a como diera lugar. El problema con la música, la pintura, el
baile, (las Artes en general) es que hay que nacer con ciertas condiciones
especiales para su desarrollo. Estas profesiones son arte y ciencia al mismo
tiempo, y no solo se puede aprender a través de los libros, hay algo más que
los libros no pueden enseñar. Hoy día se ha estudiado el cerebro de las
personas con inclinaciones a las artes y existen diferencias con el de una persona
normal.
Tener esa gran capacidad para enseñar es una
virtud, y al mismo tiempo hay que estar preparados para que luego personas que
no pudieron ser músicos por su falta de talento quieran pagar sus frustraciones
con el maestro.
Me considero un privilegiado al haber sido enseñado
por Lucero, y tenerlo como padre al mismo tiempo. Fue mi gran modelo a seguir
en todos los aspectos y aunque no lo haya logrado siempre, traté de no
defraudarlo del todo.
Por sus manos pasaron grandes músicos que han
logrado ser excelentes profesionales: Humberto Reyes, Papo Núñez, Diómedes
Núñez, Estenio Castellanos, Caín, Patricio Bonilla, Domingo Ventura, Juan
Colón, y otros muchachos cuyos nombres no recuerdo.
Lo que soy como músico se lo debo en un enorme
porcentaje a las enseñanzas de mi padre, el cual de una manera amorosa puso
todo su empeño en enseñarme lo mejor de sí, lo cual hizo, aunque de una manera
inconsciente me privó de la niñez, para darme todos sus conocimientos. Por eso
lo amaré hasta mi último suspiro en este plano terrenal.
Daniel Antonio Colón, Lucero, fue un excelente
educador musical, con una fuerza de lucha admirable, ejemplar. La impaciencia
que mostró con algunos alumnos puede verse como un sentimiento de frustración
fruto de lo mucho que le importaba el aprendizaje de sus pupilos que se
manifestaba al no ver los resultados que esperaba.
Toda la familia se siente honrada de que nuestra
banda municipal de música lleve su nombre.
Aunque siempre supe de su gran valor como persona,
me tomó muchos años de estudios para entender su gran obra como educador y su
enorme capacidad musical en todos los aspectos.
Dio todo por la enseñanza y solo exigía ser
correspondido al ver la superación del estudiante. Loor a ti excelente padre,
amigo y educador. No ha habido día después de tu partida que no recuerde cuanto
te extraña mi corazón.
Amor eterno en nombre de una familia cuyos miembros
agradecemos en el alma a ti y a la Doña. (nuestra madre) los sacrificios que
hicieron para criarnos como hombres y mujeres honestos y de bien. Estamos
orgullosos de ti, Pío Falleció el 30 de agosto de 1994. En paz descanses.
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