Esta boquilla, se puso de moda a finales de los 70’s cuando el saxofonista e ingeniero de sonido July Ruiz empezó a usarla, luego Crispin Fernández, logrando que se impusiera su uso por su sonido brillante y hasta cierto punto estridente.
Luego la demanda fue creciendo dentro de los productores musicales llegando a un punto que si un saxofonista nuestro no usaba ese tipo de boquilla las posibilidades para entrar al estudio a grabar merengue eran muy difíciles.
Para el saxofonista que su máxima aspiración sea tocar merengue es la boquilla de moda y hasta la fecha la gran mayoría la siguen usando, porque se ha catalogado como la ideal.
Las grandes desventajas que tiene son varias, he aquí algunas: Su sonido excesivamente brilloso lo cual la hace no adaptable a los sonidos clásicos de las boquillas famosas que han usado los grandes solistas; por su misma brillantez es casi imposible un primer alto dirigir una cuerda de saxos para un trabajo de altura, no encaja dentro del marco de lo que se conoce como un sonido ideal para saxofonistas y en las regiones alta su sonoridad se empequeñece sintiendo que no es un alto real que está soplando; también el concepto del soplo que se usa no es el apropiado porque se mantiene la garganta cerrada, evitando con eso la penetración y fortaleza del sonido.
Si observan saxofonistas de la talla de: Charlie Parker, Coltrane, Sonny Stitt, Dave Koz, David Sanborn, David Marienthal, Bob Porcelli, por mencionar algunos, han trabajo las boquillas profesionales que les han permitido lograr sus hermosos sonidos.
Claude Lakey, Meyer, Dukoff, Otto Link, son algunas de las grandes marcas que se hicieron famosas por sus grandes cualidades sonoras.
El punto principal de este artículo es dejarles saber que si se busca aprender a tocar otros géneros musicales y lograr una buena aproximación en cuanto al sonido con las aproximaciones al jazz, la Vandoren no es la boquilla correcta.
Para lograr un sonido profundo, penetrante, dulce, hay que tener definido dentro de su mente lo que debe buscar y cómo deba buscarlo.
La música popular es muy basta su gama de colores, y muchos saxofonistas solo por sus hermosos sonidos pueden trabajar muchas áreas la cual les permiten ser respetados.
Dentro del mundo latino tenemos varios que han descollado a niveles internacionales y sus sonidos son muy codiciados, Mario Rivera, Ed Calle, Furito, Angel Torres, David Sánchez, Justo Armario, Sócrates de León “Choco”, por mencionar algunos.
En cuanto a lo personal no tengo nada en contra de quienes la usan, respeto sus aspiraciones y su búsqueda, pero pienso que no podemos quedarnos mirando el universo musical a través de la ventana del merengue, y más hoy día cuando realmente no estamos haciendo merengue en el sentido real de la palabra.
Tener un sonido hermoso es como un locutor de radio/tv que su voz se convierte en el deleite de sus oyentes, ha logrado penetrar al alma del oyente y este se identifica y se va convirtiendo con el paso de los años en fieles seguidores, su voz se quedó grabada en el alma, eso mismo pasa cuando un músico logra un sonido de gran calidad.
Imitando a los grandes es la única manera que logramos nuestra independencia sonora, porque necesitamos un ídolo a seguir para luego romper nuestro cordón umbilical y ser auténticos.
Expander nuestros horizontes no solo nos libera de nuestra aferrada manera de pensar, también vamos logrando una amplitud y conciencia para ir mirando y asimilando las grandes oportunidades que podemos aprovechar si decidimos seguir el camino de los grandes, cruzando las fronteras de la rutina y modo de pensar logramos grandes progresos con pocos esfuerzos.
Por último, para lograr que nuestro progreso sea tomado en cuenta por las apetencias del mercado de trabajo, es nuestro deber crecer, no solo como músicos también como seres humanos, respetando las culturas y tomándolas como nuestras grandes tareas del vivir y dejar de ser juez de todos, solo sea su propio juez de manera honesta y respetuosa.
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