Tuve el inmenso placer y privilegio de conocer un excelente músico nuestro con profundos conocimientos y respeto por sus anteriores modelos a seguir, responsables de su formación musical.
Admiraba profundamente a Catarey y Cachú (tamborero de Rafael Solano), absorbiendo las sutilezas de ambos y aplicándolas de manera magistral a su estilo. Logrando una hermosa musicalidad en su instrumento principal La Tambora y dejando unas huellas de gran profesionalismo en cada grabación donde participaba. Lo conocía por referencia de sus trabajos hasta que logramos encontrarnos en los estudios de grabación y trabajando con diferentes agrupaciones en la ciudad de New York donde con el tiempo llegamos integrar el “Dream Team” como llamaba Henry Jiménez a su equipo de trabajo.
Puse mucha atención a su manera de tocar el instrumento y el sentido de responsabilidad para lograr sentirse satisfecho de hacerlo, con gran precisión, sonido impecable, excelente métrica y un balance poco común en los tamboreros, algo muy difícil de lograr en ese instrumento.
Su versatilidad como tamborero nuestro lo hicieron convertirse en uno de los más cotizados en la ciudad, dotado de un gran sentido folclórico logrando fusionar dentro del ritmo sus conocimientos del folclor creando una amalgama de patrones muy bien logrados.
Ramito persona extrovertida con gran sentido del humor, pero notaba que a la hora de grabar entraba en un ligero momento de silencio donde se aislaba de toda conversación, como si estuviera entrando dentro de sí mismo para estar seguro de su comunicación con su alma y su instrumento.
Dotado de gran humanismo, dejando las puertas de su alma abiertas para un momento de conversación con cualquiera de sus compañeros y siempre dispuesto a dar lo mejor de sí como ser humano. Impresionante ser lleno de respeto, dignidad, integridad y sueños, uno de sus más grandes desafíos era lograr ser un profesional a carta cabal y hacer su trabajo con el mayor esmero posible.
Ahora Ramito no suena más su tambora, la cambió por otro de sus sueños lograr trascender en el mundo de los negocios del espectáculo, llegando a convertirse en un manager de mucha demanda. En mi alma prefiero recordarlo con hombre de gran musicalidad, enamorado eterno de su instrumento, de la música bien hecha y orgulloso de sus raíces.
Como integrante de aquel impresionante equipo de trabajo el ex “Dream Team” te pedimos que sigas alimentando tu alma y tu espíritu con aquel instrumento que te llenaba tu de tanto orgullo y bienestar sintiéndote ser respetado y admirado por muchos jóvenes que estaban incursionando en el fascinante mundo del profesionalismo con sus instrumentos.
Un abrazo del alma mi viejo amigo, hermano del pentagrama, siempre tendrás en mi un eterno admirador del arte de tocar una tambora. No pude encontrar una foto con tu instrumento.
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