El Caballero de la Trompeta
Nació en la Vega, hijo de Luis Burgos y Ramona Rosario. Sus inclinaciones tempranas hacia la música fue lo que hizo que su padre lo llevara donde el profesor Francisco “Pancho” Soñé, quien era director de la Academia de música de La Vega. Al poco tiempo el maestro Rafael Martínez Alba se lo llevó para su orquesta, reconocida como una de las orquestas más sólidas y profesionales del país.
Luego, en 1944 fue llamado a ingresar como parte de los fundadores en la Super Orquesta San José, luego conocida como Orquesta José Reyes, que por muchos años sería la orquesta base de la Voz del Yuna de Bonao y de la Voz Dominicana, nombre que adoptó la primera cuando dos años mas tarde fuera trasladada a la capital, Santo Domingo.
En 1962 ingresa a la Sinfónica Nacional donde laboró por espacio de 34 años hasta su retiro de la vida profesional en todos los aspectos. Conjuntamente impartía clases en el conservatorio nacional de música, lo que hizo por casi 40 años.
Perteneció a la orquesta de La Fuente del antiguo hotel Jaragua, y tocaba con las orquestas más prestigiosas del momento, en todos los acompañamientos de los artistas internacionales que llegaban al país.
Paquito, como le llamábamos siempre, lo defino como un caballero en todo el sentido de la palabra; hombre de excelentes modales, integro, con un gran sentido de compañerismo y un gran amor por la enseñanza, considerándose afortunado de haber podido ayudar a innumerables trompetistas de la época.
Siempre vi en Paquito un hombre de caminar modelo y un músico de gran conocimiento y sabiduría. Siempre tenía una palabra de aliento para todos los jóvenes que buscamos sus orientaciones y experiencia.
Compartí con Paquito durante mi estadía en la Sinfónica y durante varios programas de TV. Hombre de excelente puntualidad, dotado de gran musicalidad y sinceridad para hacer todo lo posible por que las cosas salieran de la manera más profesional posible.
Hombre de vestir sencillo y caminar con dignidad en tan difícil mundo del medio, hombre de educación y grandes principios morales, lo recuerdo con muchísimo cariño, respeto y eterna gratitud por ser uno de mis guías durante mis primeros años en la ciudad capital, un respetable modelo a seguir.
Un fuerte abrazo del alma mi respetado y siempre recordado Paquito, lo llevo conmigo siempre y ha sido una de mis grandes joyas musicales que adornan mi vida de músico.
Con todo mi sentir y mi gran deseo de verlo y darle un fuerte abrazo. Salud a usted y los suyos con alma y corazón.
Gracias a Luis Burgos, su sobrino, por facilitarme foto y datos para hacer posible este anhelado trabajo que tenía en mi corazón.
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