Estas palabras han venido llegando a mi mente al leer las opiniones de varios hermanos de la música.
Son palabras claves que necesitamos no solo como músicos, sino como sociedad donde hemos llegado a una confusión tan grande que llegamos a creernos y lo damos como un hecho vital, que tener dinero y poder es lo más importante de la vida, porque si lo tenemos podemos atropellar, humillar a todos y jugar con la dignidad humana y con los sistemas.
Para lograr unificar nuestras voces es de vital importancia aplicar estas palabras en nosotros primero y luego como organización.
Se habla mucho de Amucaba, que logró unificar los músicos; nada más lejos de la realidad, reconociendo grandes esfuerzos de Andrés García uno de nuestros mejores trompetistas de la historia musical nuestra, y Guillermo Lacrespeaux, quien fue uno de nuestros hombres más dedicados a la causa musical, esta organización nunca fue respetada por los directores de grupos o los independientes.
Nunca hemos estado unidos por la principal razón: los músicos mismos somos nuestros peores enemigos, y la mayoría de los directores rodeados de serviles, se han aprovechado de eso para amasar fortunas y acallar la conciencia de algunos, para no escuchar los reclamos de los que le han servido toda una vida.
A mi entender, educarnos es lo que nos permite crear conciencia, para saber qué tenemos que hacer, qué debemos leer, cómo documentarnos, para poder crecer como individuos; son la clave para la aplicación del resto de las palabras.
Si no crecemos como seres humanos, jamás lograremos ser escuchados, ni mucho menos respetados; viviremos a merced de lo que ellos decidan hacer con nosotros.
En países como el nuestro, nunca ha existido el sentido de la unidad, siempre hemos usado la astucia para lograr nuestros propósitos personales sin importar quien caiga, ni el daño que pudiéramos causarle a los demás, sólo pensamos en nuestro beneficio por encima de todo.
Es uno de nuestros grandes escollos, por eso podemos ver que cuando un músico reclama, a veces sus propios compañeros son sus peores enemigos y basado en eso, nuestra lucha nunca prosperará.
Nos falta la firme convicción de todos de educarnos, prepararnos mejor, y así lograr sentar precedente para ser escuchados, no es asunto de privilegios con alguien, es revalorizarnos y hacer sentir que nuestros derechos están por encima de ellos y pueden ser respetados, si así nos lo proponemos.
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