Después de escuchar una acalorada discusión sobre nuestra identidad, tema debatido en múltiples espacios y controversial por demás, donde cada quien se enfila a sus intereses bien sea económico, o de criterios, en fin, siempre buscamos ganar aunque prescindimos de la razón.
Fueron diversas las opiniones que iban desde fusiones de ideas y pensamientos hasta la negación total.
Cuando rompemos esquemas, decimos que somos incomprendidos. Si visualizamos más allá de lo establecido es muy difícil ser aceptados de inmediato, a veces pasan años incluso, porque efectivamente el ser humano se niega a los cambios, y es natural; estamos adaptados a la rutina, lo esquematizado, si a alguien se le ocurre agregarle o quitarle algún elemento, ingrediente o sazón, simplemente nos resistimos a las transformaciones, pero estas muchas veces nos llevan a conseguir enormes y valiosos resultados, si los mismos se hacen con propiedad de criterios de calidad.
Si queremos innovar, crear, debemos ir rompiendo esquemas, y haciendo fusiones o agregando elementos que puedan dar buenos resultados, sin la necesidad obviamente de borrar nuestra identidad; solo es cuestión de enriquecer lo que ya tenemos o de agregarle un valor y a ese valor identificarlo con un nombre que enriquezca cada área donde sumemos, aportemos diferentes e innovadoras ideas.
Hay que agregar de otras experiencias y culturas si se quiere avanzar, sin que ello implique perder la identidad, aderezando métodos y formas que no nos aniquilen como sociedad en lo musical, cultural, tradiciones, costumbres y valores.
Es importante mantenerse apegado a moldes y estructuras que surgieron y crecieron con nosotros, los que nos dan un nombre de identificación como nación, como sociedad, aunque no debemos negarnos a renovarnos. Pero jamás aniquilarnos.
Lo que está pasando en nuestra sociedad a todos los niveles, no nos ayuda en nada; al contrario nos envilece y nos atrasa. Sin embargo, considero que debemos colocarlo en un tramo, un punto para analizarlo, debatirlo y enfrentarlo, porque quiérase o no, esto ha surgido de las entrañas del pueblo y sus expresiones se reflejan en el deterioro familiar, espiritual, religioso, prácticamente desapareciendo lo positivo. Está ahí y no podemos negar que ha surgido del seno de la sociedad.
¿De qué hablo? De la música, del baile, de la forma en que enfocamos los problemas en los medios, en todas las áreas que determinan el discurrir de una sociedad.
A quienes no estamos de acuerdo con todo esto, nos acusan de inadaptados sociales, retrógrados, desfasados, por el simple hecho de querer mantener la identidad y fortalecer nuestras raíces; nos tildan de que nos quedamos estáticos, sin adecuarnos a los nuevos tiempos. Ahora, sería interesante preguntarnos, ¿qué aportan, por ejemplo, ciertas letras que a mi entender no dejan nada positivo en la mente de quien las escuche, más bien traen violencia, desesperanza, con pésima música y la interpretación ni hablar; pero, bien eso es por el lado de la música. Pero ¿qué decir de las conductas que exhibimos a diario de corrupción, donde la ética y el profesionalismo no parecen ser parte de esta sociedad? Al menos es lo que más suena en los medios, la delincuencia moral.
A veces pienso que aquella sociedad que tenía como identidad la honestidad, humildad, la alegría, la solidaridad, la simpatía, el merengue, el arroz y las habichuelas, esto se ha quedado atrás y ahora nos identificamos por prostitución, corrupción y un ritmo con palabras obscenas que no sabría ni cómo denominarle en el que muchos de sus representantes cogen nuestra bandera para hacerse hasta unos calzoncillos.
Cada vez que pase un lustro o dos, esa generación pensará que eso que han visto es lo que nos identifica, entonces es bien controversial y muy debatido el tema de la identidad.
¿Será identidad nuestra, estas letras que escuché en días pasados en un tema en la radio?: “Mami, te voy a dar duro para que sepa que te lo entro toó, y luego te invito a vacilar una fuma” ¿Nos deja algo de enseñanza ese adefesio? ¿Es eso evolución? ¿Podríamos llamar eso enriquecimiento? ¿Aporta en algo? Si no lo es, entonces, si no es valioso a la familia, a la sociedad, a lo que somos y queremos ser, yo me sigo preguntando ¿Entonces, debemos considerarlo como un progreso y aporte a nuestra identidad musical?
¿Debemos seguir haciendo el "esfuerzo", prensa escrita, radio, televisión, de promover todas esas vulgaridades? El problema no es que no queremos aceptar lo “Moderno”. El gran problema es, que se quiere desplazar todo lo que tenemos, por el simple hecho de que no es moderno, ¿Pero tiene lo moderno la calidad para añadirlo a nuestra vida y aportar al enriquecimiento historial de un país?
¿Se puede medir la cultura de un pueblo por el llamado modernismo y los modismos?
Siempre he sido un preocupado por la identidad del merengue. No podemos romper los patrones rítmicos del merengue porque entonces no sería merengue; se le podría llamar cualquier cosa menos merenque y el merengue es nuestro ritmo y no podemos perderlo.
Y debo confesar que cuando hice los arreglos para la producción “CON EL ALMA DE TAVITO”, no fue bien visto por algunos músicos, pero jamás traté de atropellar nuestra música, sólo traté de aportar algo innovador y que enriqueciera nuestro ritmo.
“Una persona tiene derecho a conocer su pasado para defender su identidad”.
La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y que la convierte en alguien distinto a los demás.
Aunque muchos de los rasgos que forman la identidad son hereditarios o innatos, el entorno ejerce una gran influencia en la conformación de la especificidad de cada sujeto; por esta razón tienen validez expresiones tales como “estoy buscando mi propia identidad”.
Creo que ha llegado el momento de dejar atrás los calificativos de locos, idiotas, desfasados o inadaptados sociales a quienes tratan de mantener nuestra Identidad. Es simple de comprender, lo único que no queremos es sepultar lo nuestro que es rico y digno y debe ser motivo de orgullo.
Cuando se tiene la capacidad de estudiar y asimilar los cambios en el mundo, se puede lograr la capacidad de enriquecer cualquier propuesta pero sin romper sus raíces; se puede adornar, darle colores, variedad, pero jamás perder lo que identifica y determina lo que somos, y esto se pierde cuando no tenemos la capacidad de aportar elementos que enriquezcan lo que ya tenemos.
Es necesario que las instituciones correspondientes asuman una propuesta de motivación, enseñanza y preservación de nuestra identidad; que se le explique a niños y jóvenes, porqué debemos preservar lo nuestro.
Porque uno de nuestros grandes problemas es la educación, y hemos caído en un individualismo que en vez de ayudarnos a crecer, nos está llevando al desmembramiento de todo. Tristemente, esta es la realidad de nuestro país y de otros tantos que están bajo la sombra de la mala gerencia, la falta de voluntad, la no institucionalidad de los organismos del estado, y la pérdida de los valores es más evidente cada día. Y lo peor aun, no se visualiza un futuro diferente a la realidad actual.
Una ventana para valorar y resaltar nuestros talentos, ofreciendo informaciones sobre la creación musical en la República Dominicana y enalteciendo la calidad de nuestra música y músicos.
MUSIC SELECTIONS
LOS SAXOFONES - JUAN COLÓN
Excelente artículo, Juan. Muy atinado y oportuno. Debemos luchar para que la obscenidad no acabe de desplazarnos en todos los ámbitos, incluyendo la música.
ResponderEliminarIsaias