Hace unos días leí una noticia aparecida en el Listín Diario donde decía que la UASD había decidido dar el título de “Profesor Honoris de la Escuela de Música de la Facultad de Artes” a Diego Ramón Jiménez Salazar, conocido como El Cigala. Cuando vi el encabezado me reí porque pensé que era algo cómico, luego me sentí indignado al leerlo porque no existe una sola razón para tal título.
En un país donde tenemos a Ramón Antonio Molina “Papa”, Rafael Solano, Joseíto Mateo, Francis Santana, Vinicio Franco, Frank Cruz, Elenita Santos, Rhina Ramírez, Cecilia García, Sonia Silvestre, por citar algunos que todavía viven y citando los que se han ido: Antonio Ñico Lora, Isidoro Flores, Pedro Reynoso, Dionisio Mejía, "Guandulito”, Billo Frómeta, Porfirio Jiménez, Luis Rivera, Emilio Arté, Primitivo Santos, Ramón Gallardo, Luis Kalaff, Alberto Beltrán, Manuel Troncoso, Sánchez Acosta, algunos de los grandiosos músicos nuestros que se fueron, tan merecedores como el que más.
No logro entender las razones para tal honor si este cantante, a quien admiro y escucho, no recuerdo haya grabado una canción de un compositor nuestro, ni haya hecho ningún aporte a nuestra música.
¿Acaso merecemos honrar a alguien solo porque sea popular y venda discos sin importar su procedencia? ¿Cuál es el mensaje que queremos seguirle enviando al mundo?, ¿o sigue siendo el mismo donde “lo extranjero siempre será lo mejor”?, porque musicalmente no encuentro la mas mínima razón para tal otorgamiento, si existe alguna me gustaría conocerla.
¿Acaso no es un insulto a la trayectoria de tan grandiosos músicos y figuras del arte que tenemos y las que se han ido de nosotros también?
Si ese otorgamiento viene de una casa de estudio que debe darnos cátedras de educación, civismo, valores patrios, respeto a nuestros grandes íconos, ¿qué podemos seguir esperando de los medios en general donde su único propósito es hacer dinero y ante la mirada indiferente a nuestros grandes hombres y mujeres de arte de los líderes de los grupos musicales actuales? Un silencio que dice mucho, dijo alguien que “quien calla es cómplice”; este tipo de premiaciones deja mucho que decir, así como se deterioraron también las instituciones que habían sido creadas por y para el beneficio de nuestra cultura musical.
Recuerdo unos años donde le había escrito a dos Universidades de Música aquí en USA acerca del libro sobre los solos de Tavito Vásquez, buscando que lo publicaran y las dos con la típica frialdad que los amerita simplemente me dijeron “no publicamos libros de personas que no hayan estudiado aquí”. Los entendí, defienden lo suyo. Y nosotros ¿qué seguimos haciendo? Al parecer a nadie le importa el respeto a nuestros grandes hombres, ahí tenemos varios de ellos.
¿No se merecen un otorgamiento de un titulo honorifico? En el museo de la Música Cubana existen datos de cuando uno de nuestros más grandes músicos y compositores de todos los tiempos trabajara junto al gran Ernesto Lecuona, nuestro gran Luis Rivera.
¡Qué pena dan nuestras instituciones! ¿O es de verdad que creen que lo que producimos en el país es sub-par? Si es ese su pensar, deberían comenzar por revisarse ellos.
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