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MUSIC SELECTIONS
LOS SAXOFONES - JUAN COLÓN
viernes, 31 de mayo de 2013
El Sonido de la Vida se ha Perdido
El sonido es el reflejo de cómo canta el alma y cuando esta se desarmoniza el sonido también y su emisión deja de ser conocido, aprobado y deseado.
El alma deja de cantar cuando a través de los golpes de la vida pierdes el sentido de ti mismo y sin saberlo la embocadura se mueve de su lugar y al suceder esto cambia todo, pero es algo tan sutil que solo con el paso de los años es que empiezas a notar que ya tu sonido no está en ti, solo está el reflejo de lo que fue.
Eso nos pasa a todos en sentido general, porque tenemos nuestros propios instrumentos para emitir sonido. Comunicadores, artistas, maestros, abogados, arquitectos, funcionarios, sacerdotes, pastores, fruteros, zapateros, en fin, todos tenemos un sonido especifico el cual hemos ido perdiendo poco a poco con la famosa globalización que nos ha llevado a un modernismo tan espectacular que nos hemos desconectados como seres humanos uno con el otro no hemos sabido asumir los avances de manera que nos quite la sensibilidad humana, el sonido de nuestras almas.
Vivimos más cerca y más lejos al mismo tiempo, nos hemos vuelto robots al margen de lo que dicta la sociedad, y está en la carrera desenfrenada donde sólo importa el dinero.
Hemos sido arrastrados a la insaciable búsqueda del dinero porque sentimos que es el poder real de la vida, y anhelamos llegar a ser jefes, solo así damos rienda suelta a nuestras bajezas para hundir a quien tenga la osadía de contradecirnos en algún punto de vista que no estemos de acuerdo.
Lamentablemente no estar de acuerdo con esa situación, nos tratan de doblegar, humillar, herir y hacer entender que digno es aquel que más poder tiene y lamentablemente el poder se visualiza solo a través del dinero, no de las buenas acciones es en beneficio de la humanidad, la mayoría de seres humanos ricos y pobres olvidamos los principios éticos y humanos que todos deberíamos tener grabados en el alma, por orden divino y por reglas sociales.
Nuestra sociedad ha ido perdiendo los valores, todos sentimos que nadie tiene derecho a decirnos qué se debe hacer y cómo lograr la superación; todos buscamos dominar al otro, hacer de la otra persona un títere a nuestra voluntad, pisotearlo si no está a nuestra altura en pensamiento, situación económica y social.
Pero a la vez somos permisivos, ver cómo se defiende a un criminal con vehemencia, a un corrupto simplemente por tener ciertas condiciones “ESPECIALES”, mientras con dolor vemos como hunden un ser noble con saña, sin darnos cuenta que es odio contra nosotros mismos porque sabemos lo que tenemos qué hacer pero no nos importa hacerlo.
Vemos como personas que se dijeron alguna vez ser tus amigo y de repente porque no actuaste acorde a su manera de ver las cosas te conviertes en lo peor, si no aceptas su petición que en el fondo es un capricho, vemos como de repente nos cierran las puertas de sus reinos, como de repente nos ignoran, nos ahogan en abusos, muestras de prepotencia, arrogancia, falta de humanismo, empatía, y son los llamados modelos a seguir, hombres dignos y mujeres íntegras, así se hacen llamar, de lo contrario eres pisoteado si no te sumas a las plagas de serviles que los idolatran.
Perdimos nuestro sonido original, ahora tocamos pero nada suena acorde al sonido del universo porque hasta al creador le dijimos que no se meta con nosotros. Hemos hecho de nuestro sonido el arma para matarnos, ruidos a niveles jamás pensados, aparatos de música que ya dejaron de ser agradables, música totalmente dañina, mensajes negativos, voceadores por la radio, tv, han hecho del vocear, gritar, el arte de hablar bien y ¡ay de aquel que ose criticarlo!
¿Qué tenemos por delante tú y yo? Muy poco si nos medimos con todo lo que tenemos encima y mucho si decidimos que por encima de todo debemos dar lo mejor de nosotros, aunque se nos desgarre el alma, dar hasta que nos duelan los tuétanos de los huesos y del alma para así lograr reencontrarnos con nuestro sonido y volver al placer sublime del canto al universo. Entonces entramos de nuevo en el sendero que nos lleva al camino de nuestra leyenda personal, el cual cada ser humano gústele o no, tiene que recorrer si no quiere perder definitivamente el Sonido de la Vida.
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