BLUES

SUGAR – STANLEY TURRENTINE

Forma musical del folklore de la población de origen africano en los Estados Unidos.

Nacida en el sur de los Estados Unidos, a finales del siglo XIX como derivación de las canciones de los esclavos negros de las plantaciones y que se caracterizaba por su aire melancólico y sus letras sobre los problemas personales, libertades y/o sociales.

Extraordinaria forma de expresar sentimientos de toda índole. Un género con un pasado de muchos colores dando por resultado uno de los géneros dentro del jazz más hermosos que jamás se haya escuchado, el Blues.

Gertrude Ma Rainey, conocida como la madre del Blues, extraordinaria cantante por los comienzos del 1920, luego extraordinarios artistas siguieron sus pasos, B.B. king entre los grandes.

Solo esta breve reseña de los inicios, la finalidad es escribir un poco sobre los grandiosos músicos que han incursionado en el Blues.

Stanley Turrentine, “Sax whith a Touch of Blues” también conocido como Mr. T y The Sugar Man, uno de los más notorios saxofonistas de jazz con una amplia trayectoria dentro del Blues. Cuando quiero escuchar la belleza y melancolía de un saxo Tenor tocando este género escucho sus discos, es adorable la experiencia cuando se escucha y se logra la conexión alma-músico-oyente.

Charlie Parker “Cool Blues”, Art Farmer trumpet/flugelhorn en una de sus joyas musicales junto a Benny Golson “Blues on Down”, impresionante disco.

Miles Davis, “Kind of Blues”, uno de sus discos con extraordinaria musicalidad, considerado uno de sus discos más valiosos de su amplia trayectoria.

Oscar Peterson “Oscar’s Blues, Encore at The Blue Note”, son dos cds hermosisímos de este genial pianista conocido mundialmente por su grandeza del alma en cada nota tocada.

Sonny Rollins, “Blue 7”, uno de sus trabajos donde muestra una extraordinaria conexión con el sentir y la interpretación, una de sus obras maestra. Canonball Adderley, “Them Dirty Blues”, y otros.

Es interminable la lista de estos grandiosos exponentes del Blues, es una forma que primero que todo debe estar en el músico el entendimiento espiritual, musical, intelectual para sentirlo y tener la libertad al expresarlo de transmitir el mensaje ideal hacia el oyente y que se pueda establecer la comunicación subliminal entre ambos y recitar en el alma el sentir, el dolor, la angustia, la melancolía, la ternura del espíritu al gemir entre esas manifestaciones musicales.

Sentarse en total silencio y escuchar la belleza del blues, mantener la sensación de haber entrado al escenario real de donde emanan esos sonidos llenos de musicalidad, no analizar las razones del por que de esta forma de expresión, solo escucharla.

El blues tiene su escala básica, he aquí una muestra en su forma ascendente y viceversa: “C,Eb, F, Gb, G, Bb, C, Bb, G, Gb, F, Eb, C”, son las notas de dicha escala, eso no significa que el solista solo tocará esas notas, es un mundo de ideas que se correlacionan directamente en base a esas notas correspondientes a la sonoridad especifica que caracteriza este grandioso género musical. Son las notas que exteriorizan la melancolía.

No se requiere de nada extra que no sea la voluntad de entrar a ese mundo tan fascinante y dejar que la música en si a través de una de sus mas grandes manifestaciones creadas nos permita asimilar uno de los mas sublimes géneros musicales conocidos mundialmente.

El Blues es el pilar del jazz, así como el jaleo lo es para nuestra música, es una gran responsabilidad entre el músico y el oyente seguir dándole un poco de apoyo para que no desaparezca de nuestra existencia e idiosincrasia el jaleo del saxo.

Es nuestro tesoro y debemos cuidarlo, solo unos cuantos grupos típicos siguen manteniendo el color del blues en sus jaleos y sincronizaciones con el acordeón.

Es lo nuestro, debemos amarlo, respetarlo y cuidarlo.