Dos
herramientas básicas que todo músico debe tener claro desde sus
inicios , por los beneficios que proporciona al
tenerla.
Aprender
a escuchar es de vital importancia, nos ahorra muchos inconvenientes en nuestra
carrera a niveles personales, pues muchas veces el músico se limita a tocar su
género y como esto le resulta de beneficio económico pierde el interés en el
resto, y no debe ser así.
Algunos de los beneficios de aprender a escuchar : Es mejorar el oído
musical, el concepto global del músico, el valor de entender todo lo que va
escuchando aunque en principio no puedas reconocer los cambios armónicos,
entender que al escuchar a un improvisador notarás que éste no está esperando
que el pianista y/o guitarrista toque el cambio del acorde.
Aprendemos a
darnos cuenta que por caminos separados, el pianista, y el bajista en
especial van recorriendo las mismas progresiones, pero de manera diferente y el
solista por igual.
En
resumen, tres improvisadores caminando libremente por medio de un orden armónico
a seguir, cuando uso el término libremente, quiero decir, que cada uno debe
saber que hacer, el bajista, el pianista, así también como el solista, y ninguno de los tres sigue lo que
los otros hacen.
El
bajista con su walking bass (es el
estilo no sincopado del bajo como acompañante en el jazz), y el pianista con su
comping (es la abreviación de la palabra acompanying,
es el término usado en jazz para describir el acorde, ritmo y acompañamiento),
además de estos dos músicos, el baterista donde nos acompaña rítmicamente.
Esto
puede sonar confuso, pero no, no lo es, son los secretos y hermosas leyes que
lleva de manera intrínseca la improvisación. Todos tienen algo en común,
conocen a perfección la canción y su trayectoria armónica.
Es imprescindible para el no pianista, conocer
las armonías por lo menos en el teclado, para que pueda saber como suenan los
voicing (notas de los acordes) que se usan para el color del jazz. Además del conocimiento total de escalas, modos, y
herramientas necesarias que nos da el vocabulario para sonar con el color
parecido a un jazzista.
Transcribir, nos da una herramienta
muy especial, aprender lo que escuchas y poder
llevarlo al pentagrama, lograr escribirlo sin necesidad de probar primero si
son las notas correctas o no.
Es
vital aprender a transcribir, se empieza por escoger un solo sencillo y corto,
uno de los ejercicios recomendados, es tener grabado en la mente, en el corazón, los sonidos musicales, doce en total,
si usamos la escala cromática. Si logramos esto, tenemos una gran dosis a
nuestro favor, captamos los sonidos externos con mayor prontitud y seguridad.
Para
lograr ambas herramientas se necesita una actitud positiva, tenacidad,
persistencia, coraje para equivocarte mil veces y seguir hasta lograr entenderlo. Luego comprender el conglomerado de todo el concepto…el jazz no
es sólo un asunto de música, es cultura también, por lo que debe ser asimilada
y comprendida a cabalidad. Por eso escuchar es de incalculable valor.
Alguien
podrá decir, ¿Por qué todo tiene que ver con el jazz?, es el género popular más difícil de todos, son
tantas las herramientas y vocabularios que se necesitan que de manera inconsciente
se convierta en la meta más codiciada del músico en cuanto a música popular se
refiere.
Todos sabemos
que el otro género difícil de dominar es el mundo clásico, rígida preparación,
perseverancia, tenacidad, igual que el jazz, hacer de tu trabajo como instrumentista
un sacerdocio.
A lo
mejor piensen, es muy difícil, total, no lo voy a usar para tocar merengue por
ejemplo, se que no, pero la victoria mas difícil para un ser humano es la
victoria para sí mismo, sentirte satisfecho
al saber que conoces, entiendes,
y amas la sublimidad de la música. Si la amas te alivias de un enorme grado de
frustración, y habrás aprendido que ser honesto contigo mismo es un premio
inimaginable para tu satisfacción como profesional y como individuo.
Así
aprendes amar más tus raíces y sentirte orgulloso de ver cuan difícil es tocar
un jaleo de manera profesional, con todos los ingredientes y herramientas de
nuestra música.
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