Cuando practicamos un instrumento con la finalidad de lograr una preparación sólida se necesitan horas de silencio, sin testigos, sin la acostumbrada palmadita diciéndote qué bien lo haces; es una especie de soledad donde después de parar de practicar puedes escuchar el vuelo del menor insecto a tu lado, mientras tu respiración se va aquietando y el dedo acusador de tu juez interno te dice lo que está bien o mal. ¡No te engañes!
Es incierto al principio el tiempo que dedicas a la práctica, porque no lo haces por unos días, sino años detrás de otro y muchas veces con la certeza de que no lograste lo que estabas buscando; necesitas más horas de práctica y más que todo de conciencia para poder saber con exactitud qué te falta, porque no lo has logrado y qué hacer para lograrlo.
Saber de antemano las razones por las cuales te has sumergido en tu propia soledad con el solo propósito de sentirte bien contigo mismo, esa es la motivación principal, porque si escuchas diferentes músicos de otras nacionalidades y de otros géneros entenderás que es un mundo inmenso y que cada escalón que logras dominar la lista de los requerimientos delante de ti se hace mas extensa.
Es como el amor en cualquier rama del existir, no se gana de buenas a primera, no amas a otro ser humano desde el primer instante, aunque haya sentido una inmensa atracción, se necesita cultivarlo, aprender a conocer a la persona, admirar sus virtudes, aceptar sus defectos porque también te aceptarán los tuyos, aprender a ceder, a escuchar, a escudriñar y con el correr del tiempo te vas compenetrando con tu sonido, vas manejando mejor tu expresión y vas entendiendo el precio al trabajo sin descanso y sin tener a tu lado quien te diga que lo hiciste bien o que debes mejorarlo porque suenas peor.
Creer en ti es lo principal, tener claro el talento que tienes y saber que otros podrían en menor tiempo desarrollar algo y eso no significa que puedan mas que tú, dedicaron cuerpo y alma en su empeño y se alimentaron de toda la paciencia necesaria, de la tenacidad que se amerita, de la persistencia para lograr sus objetivos que son los que te irán preparando para que la temible soledad de practicar por años se convierta en tu mejor consejero.
Hay que llegar a amar las horas de práctica, sentir que son parte de nuestro ser, llegar a ellas con la certeza que es el único y mejor camino, que solo a través de un gran sacrificio se logran alcanzar las metas y ver los resultados.
Practicar es sublime, porque te hace ver y entender todas tus limitaciones y como las vas venciendo y entendiendo las necesidades de seguir practicando.
Nunca cambies el tiempo de práctica por nada, de ahí depende que en un mañana puedas sentirte satisfecho de ti mismo, teniendo siempre presente que la preparación será tu mejor garantía de tu demanda de trabajo.
La práctica hace la perfección dice una frase en inglés, aunque todos sabemos que en este plano no existe, significa, que solo la práctica es posible para llegar a lo mas alto.
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